martes, 27 de julio de 2010

Limbo: entre el cielo y la tierra



Juegazo el que ha aterrizado recientemente en el bazar de XBOX Live. Se trata de Limbo, título abastecido por un bajísimo presupuesto, y que ha venido con la ambiciosa intención de quedarse en nuestras memorias, e impresionarnos con una originalidad y puesta en escena fuera de la común en un género que se creía ya extinto, pero que actualmente, ha dado pusilánimes signos de vida de la mano de títulos tan brillantes como el preciosista Braid, también presente en el mencionado bazar de Microsoft. 

Aquellos que se animen a certificar su calidad, comprobarán por si mismos su primer aspecto destacable, su ambientación, genial e insólita a partes iguales, gracias a la utilización de una paleta de colores totalmente atípica que oscila en su totalidad entre el blanco y el negro, concluyendo en escenarios melancólicos y atrayentes.

La ausencia de música durante la experiencia jugable no se hecha en falta en ningún momento, pues los sonidos ambientales que nos acompañan durante la aventura ayudan sobremanera a introducirnos de lleno en el agónico mundo que se nos presenta. Que vuestros ojos no os engañen, la apariencia de "juego para niños" se queda ahí, una falsa fachada  de niebla que se disipará totalmente una vez comencéis a jugar y observéis ciertos "detalles" claramente adultos.

La jugabilidad ralla el sobresaliente. Se nos plantea ante nosotros el reto de avanzar por sus intrincadas pantallas haciendo un uso inteligente del escenario, así como de sus elementos. Repasad vuestros viejos apuntes de física y prepararos para estrujaros un poquitín el cerebro. Su dificultad está correctamente ajustada para no atascarse en ningún momento, pero logrando transmitir una sensación de desafío contante.

De vosotros depende si estáis dispuestos a sacrificar los 1200 Microsoft Points (unos quince euros) que cuesta, un poco "carillo" teniendo en cuenta sus escasas 4 horas de duración, aunque eso sí, saturadas hasta la saciedad de una calidad incuestionable. Un imprescindible en nuestras bibliotecas de entretenimiento.

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