sábado, 22 de junio de 2013

LIDL lanza en exclusiva "El origen de superman"



   ¡Ave compañeros!. Si el titular que capitula esta noticia os ha confundido, no os preocupéis, pues habéis leído bien. ECC ediciones, en estrecha colaboración con la cadena alemana de supermercados Lidl, ha lanzado en exclusiva este jueves 20 de junio, a un precio de 7,55€, "El origen de Superman", un cómic que intenta aprovechar el tirón de la ya taquillera "Man of Steel" de Nolan y compañía.

   Me topé con gran sorpresa tan curioso estreno, cuando me hallaba ocupado en el apurado aprovisionamiento de "víveres" para la mágica noche pagana del solsticio de verano (para unos pocos  herejes también conocida como noche de San Juan). Me encontré con este tomo de 224 páginas, en formato cartoné, expuesto entre un stand rebosante de zapatillas de andar por mazmorra y otro con lencería femenina. Surrealista, lo sé :). Pero Superman es mucho súper, así que me apresuré a coger mi móvil para indagar a ver qué era esto, descubrir lo que os acabo de contar y llevármelo entre un montón de chocolates de los más variados sabores (los cuales sucumbieron a mi heroica supervoracidad).

El parecido con Christoper Reeve es evidente, ¡ha vuelto!
El parecido con Christoper Reeve es evidente,
¡ha vuelto!
   Apuré el coche rumbo a mi fortaleza de la soledad (esto es mi calabozo, quiero decir, mi habitación...), derribé la puerta de un puñetazo, aparté con suavidad a la perrita de mi madre con un altosonante ¡quita d'ahí carallo! y me dejé llevar por su páginas. El dibujo, obra de Gary Frank, sin ser un Alex Ross, es excelente, dando forma a unas viñetas que hacen gala ocasional de momentos fotográficos realmente evocadores. Lo entenderéis cuando vuestras retinas escruten las cinematográficas escenas representadas en las páginas 12 y 32 entre muchas otras.

    La historieta hace continuos guiños al film original "Superman: la película" de 1978. No sólo calca algunas de las situaciones (véase el clásico momento Lois-helicóptero) de la obra de Richard Donner, sino que el lápiz de Frank retrata a algunos de los personajes clonando a sus respectivos actores de carne y hueso. Por supuesto, el protagonista no es una excepción y Christopher Reeve ha sido inmortalizado en estas páginas, dándole la oportunidad de reencarnar de nuevo a Kal-El. No gustará a todo el mundo, pero a mí personalmente, me encantó ver de nuevo al primero de los kriptonianos, descanse en paz.

    Pero el verdadero meollo de este volumen viene fundado ante todo por un guión espectacular. Geoff Johns, demuestra día a día que convierte en oro todo lo que toca. No es casualidad que se haya convertido en uno los guionistas mejor valorados de la historia de DC cómics. Un libreto sin altibajos, con un enfoque contemporáneo que sin duda, ha influenciado al citado "Man of Steel".

   Podremos leer, cómo un bisoño Clark, expresando la opinión de la mayoría del público moderno, duda desde el primer momento de su "ridículo traje":
   - En cuanto tenga la oportunidad, volveré a meterme la ropa interior por dentro - Clark Kent a su madre adoptiva, Martha Kent.

   Así mismo, aquellos que halláis ido al cine este viernes u ojeado alguno de los numerosos tráilers que inundaron nuestras pantallas, contemplaréis cómo la emotiva escena en la que Jonathan Kent (Kevin Costner) calma a un joven superhéroe con el sonado "Eres mi hijo"  ya ha salido antes de la mente de Johns. Este formidable escritor quiso incidir en lo que podría sentir el adolescente inadaptado dentro del hombre de acero, último de su raza, perdido en un planeta plagado por una corrupta humanidad a la que creía pertenecer, y así lo anhela. Un enfoque poco recurrente hasta ahora y que indudablemente influye al guionista de la recientísima superproducción dirigida por Zack Snyder, David S. Goyer. Él mismo lo admite en la introducción que plasma en las primeras páginas de "El origen de Superman", deshaciéndose en elogios para su colega de trabajo y amigo Geoff.

  ¿Realmente necesitáis más argumentos para haceros con un ejemplar? Ya sabéis, entre las zapatillas y las bragas (no me os vayáis por los cerros de Úveda...).